No es suficiente llorar,
ni hacer excavaciones arqueológicas en nuestras heridas.
Necesitamos estar con ellas, interrogarlas,
extraer la sagrada tarea que cada lágrima nos trae.
Y hacer mapas y cartas geográficas
de estrellas polares de "regreso a casa".
Simona Moltoni
Imagen Aiko Sakamoto
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