Mañana será tarde.
Y sin darte cuenta te vas haciendo mayor, trabajas, descansas, recoges tu casa y aceptas que el amor algunas veces es maravilloso y otras una puta mierda. Que algunas personas te dicen “te quiero” con la boca pequeña y otras te lo demuestran con hechos.
Que unos entran en tu vida y otras sales y aunque, algunas veces, esto no lo entiendas realmente, lo aceptas, como aceptas que el sol sale por la mañana y la luna se pone en las noches.
Y te das cuenta, de que vas cumpliendo objetivos, sueños, que te caes y remontas… Que el sol calienta y si no te pones protección te quemas y que los vinos, en compañía, están mejores.
Superas miedos, inseguridades y te sigues emocionando con películas de dibujos animados, porque aún guardas un poco de esa niña que un día fuiste, aun guardas un poco de la inocencia que no dejas que ningún capullo te robe, de esa fe o esa ilusión de saber que todo, al final sale bien.
Y asumes que la mejor red social es un paseo con tu perro, un café con una amiga, una charla con tu madre o tener una cita romántica…
Y entre tanto y tanto asumes, que no se puede dejar nada para mañana, porque quizás, mañana sea demasiado tarde.
vivir es urgente
emociones
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