Que la tierra se haga camino
ante tus pasos,
que el viento sople siempre
a tus espaldas,
que el Sol brille cálido
sobre tu cara,
que la lluvia caiga suavemente
sobre tus campos,
y, hasta tanto volvamos a encontrarnos
que el Gran Misterio te lleve
en la palma de su mano.
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