Cuenta la leyenda que en tiempos pretéritos, en los espesos bosques de los montes Urales vivía la poderosa tribu de los Mansi, cuyos hombres eran capaces de vencer a los osos y de correr más rápido que los ciervos.
Los Mansi eran una antigua tribu de cazadores y expertos curtidores, las mujeres realizaban prendas de piel fina, únicas en todos los Urales. Se cuenta que los espíritus que habitaban en la montaña sagrada Yalping.Nyeri, ayudaban a los Mansi porque su líder Kuuschay era un hombre sabio y sabía contentarlos.
El líder tenía dos hijos, una mujer y un barón. Su hija, esbelta como los pinos que crecen en los bosques densos cantaba tan bien que incluso los venados corrían fuera del valle de Ydzhid-Lyagi para escucharla.
Aprovechando que el hijo del líder, Pygruchum, junto a los guerreros de la tribu habían salido a las montañas a cazar. Los gigantes asediaron al pueblo de los Mansi que, durante todo un día, resistieron los envites de los titanes desde sus altas murallas de hielo. Bajo una nube de flechas, el jefe Kuuschay gritó desde la torre más alta: -¡ Oh, buenos espíritus, salvadnos de la muerte! ¡Que Pygrychum vuelva a casa!
Desde ese lejano día, en la remota taiga de los Urales, permanecen impasibles al paso del tiempo las figuras pétreas de los gigantes y del guerrero que consiguió vencerlos y, en todas las montañas de los alrededores se pueden encontrar desperdigados pequeños cristales de roca, restos de la fortaleza de los Mansi que Torev destruyó con su maza.
Esta peculiar leyenda, es una de las muchas que se cuentan sobre las espectaculares formaciones geológicas de Man-Pupu-Nyor (Мань-Пупу-Нёр), que en idioma local significa “pequeña montaña de los Dioses” o “pequeña montaña de los ídolos”.
Estos tótems se encuentran en la frontera euro-asiática, en la república Komi, en las suaves colinas del interior de los montes Urales. Llegar allí no está al alcance de todos, puesto que el núcleo poblado más cercano se encuentra a 200 kilómetros de distancia y, o bien se llega en helicóptero, o bien se llega caminando durante varios o días o en moto de nieve, en invierno.
Según los geólogos, estas formaciones tienen unos 200 millones de años de antigüedad y se formaron por la erosión de la montaña.
El conjunto está catalogado como una de las siete maravillas de Rusia y, con sus hasta 42 metros de altura, estos peculiares tótems han sido sagrados para los Mansi, que han habitado este lugar desde tiempos inmemoriales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario