Y qué decir si extraviase tu nombre,
mustia la luz, el tiempo y la distancia
inseparable en su vagar anónimo.
Cómo crecerán entonces las raíces,
cómo perseguiré ese otro refugio
de tu regazo, la apacible sombra
y los esplendores del mediodía,
si al romper las olas contra tus labios,
y ellas una a una me los traen
en pedazos de cielo tan rasgados,
junto a este azul, que vacío queda.
Jesús Cárdenas
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