Gante (en neerlandés, Gent; en francés, Gand) es la capital de Flandes Oriental, Bélgica.
Esta región estuvo habitada en tiempos de los celtas. Etimológicamente, el nombre Gante viene de la palabra celta 'ganda', que hace referencia a la convergencia, por ejemplo, de los dos ríos entre los que esta ciudad se encuentra. Está situada en la confluencia del río Lys (Leie en flamenco) con el Escalda.
Gante ofrece, aparte de su interés arquitectónico, museos, muchas tiendas, restaurantes y una vida nocturna emocionante con numerosos conciertos. Cualquier noche es buena para disfrutar de un concierto de jazz gratuito en algunos de los numerosos bares que existen en la ciudad.
La ciudad puede ser descubierta en barco (a través de los canales), en bici o bien a pie ya que sus no muy extensas dimensiones lo hacen posible de forma agradable.
Es una ciudad muy importante en el sentido económico porque por el canal de Gante a Terneuzen los barcos pueden llegar desde el mar hasta el puerto. Es ciudad universitaria -cerca de 45.000 estudiantes- y centro turístico e industrial de Flandes Oriental. Anualmente se celebran en la segunda quincena de julio, durante 10 días, las Fiestas de Gante. Consideradas las mayores celebraciones callejeras de Europa.
Monumentos
Gante conserva un casco histórico antiguo muy bien preservado, donde podemos encontrar muchas cosas interesantes. Desde castillos medievales -Gravensteen (Castillo de los Condes) y Geerard de Duvel Steen (Castillo de Gerardo el Diablo)- hasta iglesias góticas -Catedral de San Bavón, o Sint Baaf en neerlandés- pasando el Belfort (torre campanario -de 95 m de altura-) o por numerosas plazas y parques. Asimismo podemos encontrar 18 museos en toda la ciudad, entre los que destaca el SMAK -museo de arte contemporáneo situado en uno de los parques más bonitos de la ciudad como es Citadelpark. Con su alcázar medieval y la catedral de San Bavón, donde se puede ver la obra maestra de Jan van Eyck Adoración del cordero místico.
Historia
La ciudad fue residencia de los Condes de Flandes, por lo que Carlos I nació en ella. Hoy día no queda rastro del castillo donde el emperador vio la luz, pero sí del Gravensteen o Castillo de los Condes, construido en el S. XII y reconstruido a finales del XIX y principios del XX. Se trata de una impresionante fortaleza en pleno centro de la ciudad, rodeada por un foso. A lo largo de la historia fue residencia de los Condes de Flandes, Casa de la Moneda, prisión e incluso fábrica de algodón. Desde lo alto de sus torres se divisa una gran vista panorámica de la ciudad.
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