Los países donde vivieron las Hadas
(EL MUNDO DE LAS HADAS)
por Estrella Cardona Gamio
¿Dónde vivieron las hadas?, o, mejor dicho, ¿existieron alguna vez?
Paracelso, con la erudición del antiguo científico al que se llamaba alquimista y mago, cuando hoy se hubiera denominado químico o investigador, escribió en su tiempo un “LIBRO DE NINFAS, SÍLFIDES, PIGMEOS Y SALAMANDRAS Y DEMÁS ESPÍRITUS”, libro encantador en el que se intenta dar explicación de todo ese universo variopinto y misterioso que parece ser el habitat de los sutiles elementales, fascinadores o temibles, según se les considere.
Mas Paracelso era un hombre del Renacimiento y las hadas son mucho más antiguas.
Los griegos, en su mitología, ya nos vienen a indicar la presencia de estas Entidades maravillosas, a prefigurarlas al menos, cuando mencionan a las Dríades, nombre que proviene de drys, roble en griego, diosas o ninfas protectoras de los árboles y los bosques, seres inmortales que nunca viven unidos a los árboles que cuidan y a cuyo entorno por las noches, gustan de bailar formando alegres corros.
Luego vienen las Hamadríades y éstas sí que se hallan vinculadas al árbol que habitan, siendo ellas y su morada, una misma cosa, por tanto, las hamadríades mueren si se tala el bosque en el cual viven, de ahí que en la antigüedad se castigase severamente la destrucción del arbolado –ingeniosa manera de preservar la Naturaleza de una deforestación segura-.
Después tenemos a las oréades, ninfas de las montañas y a las napeas, ninfas que se ocupan de los valles, bosquecillos y colinas.
Pero, con todo, ni Dríades, ni Hamadríades, Oréades y Napeas, tampoco eran Hadas, por más que se les acercaran bastante.
El escocés sir James Barrie, autor de “Peter Pan y Wendy”nos relata en su célebre cuento como nacen las Hadas y no imagino nada más delicioso que esta forma de nacer en un mundo irreal -¿irreal?-.
Recordémosla: cada vez que un niño ríe por primera vez, su risa se rompe en mil pedazos y cada uno de ellos se convierte en un hada, pero si los humanos, sean niños o adultos, afirman categóricamente, que creen en las Hadas, ellas mueren.
Parece un cuento y lo es, por supuesto, no obstante, el significado es mucho más profundo de lo que a primera vista resulta; la risa es sonido y crea vida, la negación por medio de la palabra también es sonido y puede destruir.
(EL MUNDO DE LAS HADAS)
por Estrella Cardona Gamio
¿Dónde vivieron las hadas?, o, mejor dicho, ¿existieron alguna vez?
Paracelso, con la erudición del antiguo científico al que se llamaba alquimista y mago, cuando hoy se hubiera denominado químico o investigador, escribió en su tiempo un “LIBRO DE NINFAS, SÍLFIDES, PIGMEOS Y SALAMANDRAS Y DEMÁS ESPÍRITUS”, libro encantador en el que se intenta dar explicación de todo ese universo variopinto y misterioso que parece ser el habitat de los sutiles elementales, fascinadores o temibles, según se les considere.
Mas Paracelso era un hombre del Renacimiento y las hadas son mucho más antiguas.
Los griegos, en su mitología, ya nos vienen a indicar la presencia de estas Entidades maravillosas, a prefigurarlas al menos, cuando mencionan a las Dríades, nombre que proviene de drys, roble en griego, diosas o ninfas protectoras de los árboles y los bosques, seres inmortales que nunca viven unidos a los árboles que cuidan y a cuyo entorno por las noches, gustan de bailar formando alegres corros.
Luego vienen las Hamadríades y éstas sí que se hallan vinculadas al árbol que habitan, siendo ellas y su morada, una misma cosa, por tanto, las hamadríades mueren si se tala el bosque en el cual viven, de ahí que en la antigüedad se castigase severamente la destrucción del arbolado –ingeniosa manera de preservar la Naturaleza de una deforestación segura-.
Después tenemos a las oréades, ninfas de las montañas y a las napeas, ninfas que se ocupan de los valles, bosquecillos y colinas.
Pero, con todo, ni Dríades, ni Hamadríades, Oréades y Napeas, tampoco eran Hadas, por más que se les acercaran bastante.
El escocés sir James Barrie, autor de “Peter Pan y Wendy”nos relata en su célebre cuento como nacen las Hadas y no imagino nada más delicioso que esta forma de nacer en un mundo irreal -¿irreal?-.
Recordémosla: cada vez que un niño ríe por primera vez, su risa se rompe en mil pedazos y cada uno de ellos se convierte en un hada, pero si los humanos, sean niños o adultos, afirman categóricamente, que creen en las Hadas, ellas mueren.
Parece un cuento y lo es, por supuesto, no obstante, el significado es mucho más profundo de lo que a primera vista resulta; la risa es sonido y crea vida, la negación por medio de la palabra también es sonido y puede destruir.
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