Manual práctico para volverte invisible (sé buena persona)
A veces estás tan presente que pareces un mueble fijo en la vida de los demás.
Siempre ahí, puntual, incondicional… como el Wi-Fi.
Y claro, cuando algo se da por hecho, deja de tener valor.
Das tanto, tan seguido, que tu cariño empieza a cotizar en la bolsa de “lo normal”.
Porque, ¿para qué agradecerte si total, “siempre estás”?
Te conviertes en ese tipo de persona que, si un día no aparece, la gente no se preocupa… solo dice:
“Qué raro, seguro está ocupado ayudando a alguien más.”
Y ahí estás tú, tan buena gente,
tan siempre,
tan visible… que te vuelves invisible.
Lo curioso es que cuando una buena persona se harta y se va,
no entienden nada.
De repente, se acuerdan de lo mucho que valías.
Y claro, ahí sí vienen los mensajes profundos tipo:
“Es que no te valoré en su momento.”
No, cariño… no lo hiciste ni en el tuyo, ni en el mío.
Vivimos en un mundo donde si eres frío, te respetan,
y si eres buena persona, te ponen de felpudo.
Y aún hay quien dice que la humanidad va “evolucionando”.
Bueno, sí… hacia atrás, pero evoluciona.
Así que si hoy te sientes invisible,
no te preocupes:
brillas demasiado para ojos que solo ven lo superficial.
“¿Te ha pasado que te conviertes en ‘demasiado disponible’?”
©Jose Luis Vaquero
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