miércoles, 19 de marzo de 2025

Llega un punto en el que no es enojo, no es tristeza, no es decepción, es simple y puro cansancio. Y cuando te cansas todo cambia.
 Ya no explicas, ya no discutes, ya no esperas. No persigues, no insistes, no preguntas qué pasó. Sólo te detienes, sueltas y te vas.
  Porque el cansancio es diferente, no grita, no reclama, no busca respuestas, el cansancio sólo cierra la puerta y sigue su camino, no hay drama, no hay discursos largos, no hay intentos de hacer entender al otro, es ese momento en el que entiendes que no debes probarle nada a nadie. Que la paz vale más que tener razón. 
  Y ahí es cuando todo se termina de verdad, no porque quisieras que terminara así, sino porque ya no hay nada más que hacer.
  Porque entendiste que donde te valoran, te cuidan y donde no, simplemente ya no tienes que seguir allí.

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