domingo, 12 de enero de 2025

Yo no hablo de perdones ni venganzas, yo hablo de olvido…

No busco que me pidan disculpas ni que paguen por lo que hicieron. ¿Qué sentido tendría? El perdón es un bálsamo que no quiero ofrecer, y la venganza, un fuego que no quiero avivar. Lo único que anhelo es olvidar.

Olvidar los nombres y los rostros. Olvidar las palabras que se clavaron como espinas en mi piel. Olvidar las miradas que me juzgaron, las risas que me derrumbaron. Porque cargar con estos recuerdos es como llevar una piedra al cuello. Y ya estoy cansada de arrastrarla.

No quiero justicia, ni siquiera explicaciones. Que se queden con sus razones, que se queden con su culpa, si es que la sienten. Yo lo que quiero es limpiar mi mente, arrancar el peso de su existencia de mi historia. Porque solo así podré ser realmente libre.

El olvido no es cobardía, como algunos piensan. El olvido es un acto de valentía. Es negarse a vivir encadenada a lo que otros hicieron, a lo que otros dijeron. Es cerrar la puerta y seguir adelante, sin mirar atrás, sin guardar rencor, sin gastar más lágrimas en quien no las merece.

No me hables de perdones. No necesito reconciliarme con el pasado. No me hables de venganzas. No quiero perpetuar el daño. Yo solo quiero el vacío del olvido, donde ni siquiera quede el eco de lo que fui, de lo que me hicieron ser.

Porque olvidar… olvidar es la única forma de volver a empezar.

Crédito a su Autor 

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