Ningún hombre puede esperar convertirse en un buen filósofo a menos que tenga ciertos sentimientos que no son muy comunes. Debe tener un intenso deseo de entender el mundo, en la medida de lo posible; y por el bien de la comprensión, debe estar dispuesto a superar esas estrechez de perspectiva que hacen imposible una percepción correcta. Debe aprender a pensar y sentir, no como miembro de este o aquel grupo, sino como sólo un ser humano. Si pudiera, se despojaría de las limitaciones a las que está sujeto como ser humano.
Bertrand Russell,
El arte de filosofar y otros ensayos.
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