Cada otoño que llega está más cercano de nuestro último otoño y lo mismo se puede decir del verano, pero el otoño nos lo recuerda porque él mismo es la conclusión de todo y en el verano es más fácil que al mirar lo olvidemos. No es todavía otoño, no está aún en el aire el amarillo de las hojas caídas o la tristeza húmeda del tiempo que más tarde será ya invierno. Hay, sin embargo, un resquicio de tristeza anticipada, una pena vestida para el viaje, un sentimiento en el que estamos vagamente atentos a la difusión colorida de las cosas, al otro tono de viento, al sosiego más viejo que se arrastra, cuando la noche cae, por la presencia inevitable del universo.
Fernando Pessoa.
"Libro del desasosiego"
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