"En nuestros momentos más oscuros, no necesitamos soluciones ni consejos. Lo que anhelamos es simplemente conexión humana: una presencia silenciosa, un toque suave. Estos pequeños gestos son los anclas que nos mantienen firmes cuando la vida parece demasiado.
Por favor, no trates de arreglarme. No asumas mi dolor ni alejes mis sombras. Solo siéntate a mi lado mientras trabajo a través de mis propias tormentas internas. Sé la mano firme que puedo alcanzar mientras encuentro mi camino.
Mi dolor es mío para llevar, mis batallas mías para enfrentar. Pero tu presencia me recuerda que no estoy solo en este vasto y a veces aterrador mundo. Es un recordatorio silencioso de que soy digna de amor, incluso cuando me siento rota.
Así que, en esas horas oscuras en las que me pierda, ¿estarás aquí? No como rescatador, sino como compañero. Sostén mi mano hasta que llegue el amanecer, ayudándome a recordar mi fuerza.
Tu apoyo silencioso es el regalo más preciado que puedes dar. Es un amor que me ayuda a recordar quién soy, incluso cuando me olvido".
Ernest Hemingway
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