En diciembre de 1999 George Harrison, el Beatle “espiritual”, sobrevivía a las puñaladas de un extraño que irrumpió en su hogar en Inglaterra. Casi dos años más tarde, el 29 de noviembre de 2001, un cáncer de garganta pudo más que el cuchillo y se lo llevó de este mundo a sus 58 años de edad.
Su legado musical le dejó al rock grandes temas que no han perdido vigencia: Something, While my Guitar Gently Weeps, Give me Love (Give me Peace on Earth), My Sweet Lord y más. Esta última canción se convirtió de inmediato en hit, pero su melodía no era lo único que se tarareaba en los medios. Con el rápido éxito vino el rápido golpe: el guitarrista era acusado de plagio y debía presentarse ante los tribunales.
Harrison fue un pionero en experimentar con la música tradicional de la India, incluyéndola en composiciones de rock. En 1965, uno de sus primeros acercamientos con las melodías de aquel país ocurrió mientras The Beatles filmaba la película Help! Allí conoció el sitar (instrumento de cuerdas indio) durante una escena donde un grupo de músicos interpreta una versión “orientalizada” de A Hard Days Night, en un restorán étnico. Encantado con su sonido, ofreció incorporarla en una composición de John Lennon llamada Norwegian Wood (This Bird Has Flown)del disco Rubber Soul (1965) y en adelante la usaría en Revolver y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band marcando, en este último disco, la época psicodélica del cuarteto de Liverpool.
Durante ese periodo y, pese al poco tiempo que le dejaba ser el guitarrista de la banda más famosa del mundo, tomó lecciones del instrumento bajo la tutela del maestro Ravi Shankar, el más grande exponente del sitar y posiblemente uno de los más reconocidos músicos de la India (además, padre de la popular Norah Jones y de la compositora Anoushka Shankar, quien ha continuado su legado musical y que también toca el sitar).
Pero el guitarrista no sólo estaba interesado en la música de la India, sino también en la riqueza espiritual de ese país y en las técnicas de meditación. En una entrevista reproducida por el sitio británico Telegraph, Shankar recuerda: “Vinieron los cuatro. Todos eran muy dulces, pero George era muy especial. Él me abordaba para preguntarme sobre la relación entre espiritualidad y música, religión y música”.
“My Sweet Lord” es la primera canción compuesta por Harrison, donde da cuenta explícita de su espiritualidad y fe. En una de las declaraciones en el juicio por plagio, el Beatle tímido (“the quiet Beatle” como lo apodaron) explicó que la canción la compuso inspirándose para ello en himnos del gospel y probando acordes de guitarra en torno a las expresiones “Hallelujah” y “Hare Krishna”.
Palabras inusuales en una canción que se convierte en hit, llevando a Harrison a transformarse en el primer ex Beatle en alcanzar el número uno en los rankings musicales.”Hallelujah” y “Hare Krishna” son repetidas varias veces, a modo de mantra. Fue el mismo Harrison quien explicó, durante el juicio, que las superpuso para apuntar que a pesar de venir de dos religiones distintas, al final de cuentas se tratan de lo mismo.
Cuando “My Sweet Lord” comenzó a sonar en las radios, en 1971, los fanáticos no fueron los únicos que pusieron atención al nuevo tema. La compañía Bright Tunes Music Corporation respingó la nariz acusando a George Harrison de haber plagiado la canción “He is so fine” de The Chiffons lanzada en 1962 y que también fue hit en su época. La polémica apuntaba a la copia de las notas que acompañan la frase “Sweet Lord” y las de “I really want to see you”, nada más y nada menos.
No se puede negar que la melodía de ambas tiene similitudes, por lo que en febrero de 1976 Bright Tunes Music formalizó una demanda por plagio contra George Harrison y el músico tuvo que ir a juicio. Cuando jueces y testigos dieron sus opiniones sobre el parecido entre ambos temas, Harrison testificó y admitió que estaba familiarizado con “He is so fine” antes de escribir “My Sweet Lord” y que subconscientemente conocía las melodías y patrones de su estructura, según lo que se explica en el sitio Classic Rock (de radio CBS).
Finalmente, Harrison fue condenado el 31 de Agosto de 1976 por “plagio subconsciente” a favor de Bright Tunes. El ex Beatle intentó pelear la sentencia argumentando la falta de evidencia, pero la corte determinó que no se necesitaba tales pruebas. Después de cerrado el caso, el juez le dijo a el ex Beatle: “A mí realmente me gustan ambas canciones” a lo que George le contestó: “¿A qué te refieres con ‘ambas’? Tú acabas de decidir que son una sola y la misma” (como se afirma en el sitio inglés Independent).
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