martes, 22 de septiembre de 2015

Café Rivas

 

ESTADOS UNIDOS 302, San Telmo, Buenos Aires


Es una esquina de tango, de lo más emblemática del viejo Buenos Aires que fundó Juan de Garay, con el café, el Bar del Sur, el almacén del barrio y una encantadora librería. Café Rivas ocupa una pequeña ochava con mínima veredita, una Santa Rita que lo inunda de color y un gran reloj colgante. Adentro, la puesta es casi british e intimista; un salón bien armado con mesas informales de día y vestidas de noche, cuando el ambiente se hace romántico, alineadas a lo largo de una banqueta enfrentada a la barra de despacho, en un sector de la entrada, y una redonda en la parte de atrás, todos sectores con aire propio. Un entrepiso curvo más íntimo con algunas mesas para dos balconea sobre el salón, iluminado con lindísimas lámparas antiguas y apliques, plantas y hasta un cello. Otro enclave encantador para comer es la barra, con sillas altas (desde donde se espía la cocina), ideal también para un trago -los clásicos-, un aperitivo o un vino por copa. La lista de vinos es corta y suficiente, etiquetas de bodegas bien elegidas, con mayoría de Malbec.



Moverse en bicicleta está en auge. Sea como transporte cotidiano, sea como deporte urbano, sus beneficios son múltiples y están a la vista: mejora la salud, descongestiona el sistema de transporte público, evita la contaminación sonora y química del ambiente y, tras unos meses ahorrados al transporte diario, se amortiza su valor de compra.
Con la aparición de tantos nuevos ciclistas, algunos bares y restaurantes comenzaron a ofrecer un espacio para que sus clientes puedan dejar sus bicis en un lugar seguro y sin molestar al paso. En el caso de Café Rivas, todo comenzó como una iniciativa práctica. Como el staff suele llegar en bicicleta a su lugar de trabajo, instalar un bicicletero en la ochava de veredas angostas fue casi una cuestión de necesidad, que luego se convirtió en una comodidad para otros visitantes.
Ubicado en una de las esquinas más antiguas de Buenos Aires, muy tranquila pese a estar a la vuelta de la zona más concurrida por los turistas, las bicicletas quedan estacionadas a unos pasos de la puerta coronada por una marquesina en vidrio y hierro forjado. En el interior sobresale la barra de mármol de Carrara, mientras que la boiserie da calidez al lugar. A la altura de las lámparas de cristal, un entrepiso con algunas mesas pequeñas y un piano permite asomarse sobre el salón. Por estética y apuesta, podría pensarse que se trata de uno de los bares notables de Buenos Aires, pero el acta de nacimiento de Rivas tiene fecha más reciente, en 2001. Esa sensación de clásico se debe a que su ambiente aprovecha elementos rescatados de demoliciones, sumando un trabajo bien actual y artesano.




Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1500471-cafe-rivas
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/18-8256-2012-09-23.html

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