No busques la felicidad. La felicidad nunca proviene desde fuera de ti, al igual que el calor del Sol, que sólo se genera internamente. Busca fuera de tu hermoso ser y serás un buscador por siempre, aferrándote u odiando a los demás, serás una víctima del destino o del azar y de los estados de ánimo, de los caprichos, deseos y anhelos de los demás. Los demás no pueden ser controlados o pronosticados, y su más profunda experiencia está sujeta a las leyes de la impermanencia. Ellos te aman, te olvidan, te castigan, te celebran, te desean, pierden interés, se acercan a ti, se van. Se expanden y se reprimen. A veces mantienen sus promesas, y a veces no; a veces dicen la verdad, y a veces no quieren o no pueden; y eso ya no importa más, porque has dejado de engancharte con ellos, ellos ya no son responsables de tu felicidad, y nunca lo fueron; por favor, no dependas de ellos. Tu autoestima es generada internamente, la calidez de la presencia está siempre contigo.
Mamá y papá te llamaron bueno o malo, te alabaron o culparon, te jalaron o empujaron, quisieron que fueras como ellos o que no fueras como ellos, te escucharon o no, estaban sobrecargados de trabajo o estresados o intoxicados, te bañaron con alabanzas o te las retiraron sin siquiera avisarte; te ignoraron, descuidaron, o se avergonzaron de ti, te golpearon, te tocaron en una forma que no sentías que era la adecuada y silenciaste esa voz que siempre SUPO que eso estaba mal (para retener su amor, para mantenerte seguro y así poder seguir adelante), sin embargo ellos no conocían la verdad, y estaban sintiendo un dolor desesperado... y no lo sabían, y no lo sabían.
Y ahora eres libres, o al menos estás en contacto con Eso que siempre fue libre, porque estás presente, y tu vida es tu vida, y estás respirando, y tienes un infinito valor como una expresión del universo, y tienes el derecho a sentir lo que sientes sin sentir vergüenza. Y tienes mucho que dar, y no necesitas perdonar, porque el perdón es intrínseco a la presencia, y no hay nada que perdonar, y sí mucho que sentir.
Siempre estuviste brillando, pequeño, siempre fuiste la Fuente y el Sol y la Luz, y nadie podría tocar eso, y nadie podría jamás quitártelo.
(Imagen: *wyoavalanche)
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