"Recuerdo el tiempo en que pensábamos que habíamos venido al mundo a elegir entre el mal y el bien, y todo parecía tan sencillo.
Luego supimos que había que abrazar dilemas, elegir entre lo malo y lo malo, elegir entre lo bueno y lo bueno, y todavía era llevadero porque parecía posible elegir lo menos malo, o lo más bueno.
Hasta que nos dimos cuenta de que no habíamos contemplado lo irreparable. La vida se empeñaba en colocarnos ante elecciones que comportaban pérdidas irreparables, grandes o pequeñas, una y otra vez".
Belén Gopegui
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