Muchas veces no es el viento el que te enmaraña el cabello,
el que te desata el cordón y al suelo lo hace caer.
Muchas veces no es la lluvia la que hace mojar tus trenzas
y te empapa ese vestido azul, que tanto anhelaste estrenar.
No, muchas veces no es el sol avasallante el que quema
tu descolorida piel, volviéndola dorada y acanelada,
el que te hace querer bajo la sombra
de un frondoso árbol estar.
Muchas de esas veces es la vida, la que nos está colocando
en el lugar correcto, la que nos está preparando
para las siguientes batallas, la que nos va formando
y moldeando, es ella, la que como un escultor
nos va esculpiendo hasta darnos la forma que estamos necesitando.
No te resistas, deja que la vida haga su magia.
Deja que ella con su madeja de sabiduría nos teja y nos desteja.
Lupita Leyva
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