Tan a menudo nos perdemos este paso o evitamos la verdad de cómo somos en realidad. ¡Hay tanta presión para ser genial! — felices, sabios y en control— que nos cuesta sentarnos con nuestra realidad interna. En lugar de eso, encubrimos la angustia corriendo hacia adelante, buscando gente, cosas y soluciones fuera de nosotros mismos, como si fuésemos problemas para arreglar. En verdad, no estamos rotos. No necesitamos arreglo. Solo necesitamos amor.
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