Sirena
de Mario Benedetti
Tengo la convicción de que no existes,
y sin embargo, te oigo cada noche,
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra.
Del infinito mar viene su asombro,
lo escucho como un salmo y pese a todo,
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mis sueños para luego.
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