Yo
la hojita desprendida de la rama
la otoñada
que cae
y no termina de llegar a tierra
la que se queda siempre
aferrada al aire.
Yo,
manojito de hueso perfumado
pido
a dios y a las pequeñas bestias subterráneas
un viento
que me haga danzar como si fuera libre
de volarme
de un árbol a otro árbol y a otro árbol
para rozarles
apenas
las cortezas
y no quedarme
secándome despacio
abrazada a ninguno.
MARIANA FINOCHIETTO
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