Hay personas que tienen un don. Algo que las hace especiales y distintas. Ni mejores ni peores. Hay quienes saben ser ellos mismos. Sin disfraces de carnaval, ni recargadas máscaras de Venecia. Hay quienes saben vivir con sus propios aciertos y aprender de sus propios errores. Reinventarse las veces que haga falta y cambiar de opinión cuando así le parezca. Que no por interés. Que no por ser veleta. Que dicen por ahí que la cabeza es redonda precisamente para eso, para cambiar de idea. Para que el pensamiento pueda dar media vuelta y cambiar de dirección. Las veces que sean necesarias.
Porque la vida cambia.
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