𝙎𝙞 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙨 𝙥𝙖𝙡𝙖𝙗𝙧𝙖𝙨 𝙢á𝙨 𝙛𝙪𝙚𝙧𝙩𝙚𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙡 𝙨𝙞𝙡𝙚𝙣𝙘𝙞𝙤, 𝙝𝙖𝙗𝙡𝙖. 𝙎𝙞 𝙣𝙤 𝙡𝙖𝙨 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙨, 𝙚𝙣𝙩𝙤𝙣𝙘𝙚𝙨 𝙜𝙪𝙖𝙧𝙙𝙖 𝙨𝙞𝙡𝙚𝙣𝙘𝙞𝙤.
𝙀𝙪𝙧𝙞𝙥𝙞𝙙𝙚𝙨.
"En nuestros momentos más oscuros, no necesitamos soluciones ni consejos. Lo que anhelamos es simplemente conexión humana: una presencia silenciosa, un toque suave. Estos pequeños gestos son los anclas que nos mantienen firmes cuando la vida parece demasiado.
Por favor, no trates de arreglarme. No asumas mi dolor ni alejes mis sombras. Solo siéntate a mi lado mientras trabajo a través de mis propias tormentas internas. Sé la mano firme que puedo alcanzar mientras encuentro mi camino.
Mi dolor es mío para llevar, mis batallas mías para enfrentar. Pero tu presencia me recuerda que no estoy solo en este vasto y a veces aterrador mundo. Es un recordatorio silencioso de que soy digna de amor, incluso cuando me siento rota.
Así que, en esas horas oscuras en las que me pierda, ¿estarás aquí? No como rescatador, sino como compañero. Sostén mi mano hasta que llegue el amanecer, ayudándome a recordar mi fuerza.
Tu apoyo silencioso es el regalo más preciado que puedes dar. Es un amor que me ayuda a recordar quién soy".
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