No tienes por qué ser buena.
No tienes por qué caminar de rodillas
cientos de kilómetros a través del desierto, arrepintiéndote.
Solamente tienes que dejar
que el suave animal de tu cuerpo
ame lo que ama.
Cuéntame del dolor,
tu dolor,
y yo te contaré del mío.
Mientras tanto,
el mundo sigue girando.
Mientras tanto,
el sol y los nítidos cristales de la lluvia,
atraviesan los paisajes,
las llanuras y los bosques profundos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto,
los gansos salvajes,
en lo alto del cielo,
puro y azul
vuelven a casa otra vez.
Quien quiera que seas,
no importa cuán sola estés,
el mundo se ofrece a tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes,
áspero y apasionado,
anunciando una y otra vez tu lugar
en la familia de las cosas.
MaryOliver
Ilustradora Andrea Kürti
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