No puedo
No es posible
Digan que es totalmente imposible
Ahora no puede ser
Es imposible
No puedo.
Díganle que estoy tristísimo, pero no puedo ir esta noche a su encuentro.
Cuéntenle que hay millones de cuerpos para enterrar
Muchas ciudades por reconstruir, mucha pobreza en el mundo
Y las mujeres están volviéndose locas, y hay legiones de ellas carpiendo
La nostalgia de sus hombres; cuéntenle que hay un vacío
En los ojos de los parias, y su desnudez es extrema, cuéntenle
Que la vergüenza, la deshonra, el suicidio rondan los hogares, y es
/preciso reconquistar la vida.
Háganle ver que es preciso que yo esté alerta, vuelto hacia todos los caminos
Pronto a socorrer, a amar, a mentir, a morir si fuera necesario
Explíquenle, con cuidado -no la lastimen…-- que si no voy
No es porque no quiera: ella sabe; es porque hay un héroe en una cárcel
Hay un labrador que fue agredido, hay un charco de sangre en una plaza.
Cuéntenle, bien en secreto: que yo debo estar listo, que mis
Hombros no se deben curvar, que mis ojos no se deben
Dejar intimidar, que yo llevo a la espalda la desgracia de los hombres
Y no es el momento ahora de parar; díganle, mientras tanto
Que sufro mucho, pero no puedo mostrar mi sufrimiento
A los hombres perplejos; díganle que me fue dada
La terrible participación, y que posiblemente
Deberé engañar, fingir, hablar con palabras ajenas
Porque sé que hay, lejana, la claridad de una aurora.
Si ella no comprendiese, ah procuren convencerla
De ese invencible deber que es el mío; pero díganle
Que, en el fondo, todo lo que estoy dando es de ella y que
Me duele tener que despojarla así, en este poema; que por otro lado
No debo usarla en su misterio: es hora de esclarecimiento
Ni inclinarme sobre mí cuando a mi lado
Hay hambre y mentira; y un llanto de niño solitario, en una calle
Junto a un cadáver de madre, díganle que hay
Un náufrago en medio del océano, un tirano en el poder, un hombre
Arrepentido; díganle que hay una casa vacía
Con un reloj dando las horas; díganle que hay un gran
Aumento de abismos en la tierra, hay súplicas, hay vociferaciones
Hay fantasmas que me visitan de noche
Y que me toca recibir; cuéntenle de mi confianza
En el mañana
Que siento una sonrisa en el rostro invisible de la noche
Vivo en tensión ante la expectativa del milagro; por eso
Pídanle que tenga paciencia, que no me llame ahora
Con su voz de sombra; que no me haga sentir cobarde
Al tener que abandonarla en este instante, en su inconmensurable
Soledad; pídanle, oh pídanle que se calle
Por un momento, que no me llame
Porque no puedo ir
No puedo ir
No puedo.
No es posible
Digan que es totalmente imposible
Ahora no puede ser
Es imposible
No puedo.
Díganle que estoy tristísimo, pero no puedo ir esta noche a su encuentro.
Cuéntenle que hay millones de cuerpos para enterrar
Muchas ciudades por reconstruir, mucha pobreza en el mundo
Y las mujeres están volviéndose locas, y hay legiones de ellas carpiendo
La nostalgia de sus hombres; cuéntenle que hay un vacío
En los ojos de los parias, y su desnudez es extrema, cuéntenle
Que la vergüenza, la deshonra, el suicidio rondan los hogares, y es
/preciso reconquistar la vida.
Háganle ver que es preciso que yo esté alerta, vuelto hacia todos los caminos
Pronto a socorrer, a amar, a mentir, a morir si fuera necesario
Explíquenle, con cuidado -no la lastimen…-- que si no voy
No es porque no quiera: ella sabe; es porque hay un héroe en una cárcel
Hay un labrador que fue agredido, hay un charco de sangre en una plaza.
Cuéntenle, bien en secreto: que yo debo estar listo, que mis
Hombros no se deben curvar, que mis ojos no se deben
Dejar intimidar, que yo llevo a la espalda la desgracia de los hombres
Y no es el momento ahora de parar; díganle, mientras tanto
Que sufro mucho, pero no puedo mostrar mi sufrimiento
A los hombres perplejos; díganle que me fue dada
La terrible participación, y que posiblemente
Deberé engañar, fingir, hablar con palabras ajenas
Porque sé que hay, lejana, la claridad de una aurora.
Si ella no comprendiese, ah procuren convencerla
De ese invencible deber que es el mío; pero díganle
Que, en el fondo, todo lo que estoy dando es de ella y que
Me duele tener que despojarla así, en este poema; que por otro lado
No debo usarla en su misterio: es hora de esclarecimiento
Ni inclinarme sobre mí cuando a mi lado
Hay hambre y mentira; y un llanto de niño solitario, en una calle
Junto a un cadáver de madre, díganle que hay
Un náufrago en medio del océano, un tirano en el poder, un hombre
Arrepentido; díganle que hay una casa vacía
Con un reloj dando las horas; díganle que hay un gran
Aumento de abismos en la tierra, hay súplicas, hay vociferaciones
Hay fantasmas que me visitan de noche
Y que me toca recibir; cuéntenle de mi confianza
En el mañana
Que siento una sonrisa en el rostro invisible de la noche
Vivo en tensión ante la expectativa del milagro; por eso
Pídanle que tenga paciencia, que no me llame ahora
Con su voz de sombra; que no me haga sentir cobarde
Al tener que abandonarla en este instante, en su inconmensurable
Soledad; pídanle, oh pídanle que se calle
Por un momento, que no me llame
Porque no puedo ir
No puedo ir
No puedo.
Mas no la traicioné. En mi corazón
Vive su imagen pertinente, y nada diré que pueda
Avergonzarla. Mi ausencia
Es también un sortilegio
De su amor por mí. Vivo por el deseo de volver a verla
En su mundo en paz. Mi pasión de hombre
Queda conmigo; mi soledad queda conmigo; mi
Locura queda conmigo. Tal vez yo deba
Morir sin verla más, sin sentir más
El gusto de sus lágrimas, verla correr
Libre y desnuda en las playas y en los cielos
Y en las calles de mi insomnio. Díganle que es ese
Mi martirio; que a veces
Pesa sobre mi cabeza la tapa de la eternidad y las poderosas
Fuerzas de la tragedia se abaten sobre mí, y me empujan hacia la sombra
Pero que debo resistir, que es necesario
Pero que la amo con toda la pureza de mi pasada adolescencia
Con toda la violencia de las antiguas horas de contemplación extática
En un amor lleno de renuncia. Oh, pídanle a ella
Que me perdone, a su triste e inconstante amigo
A quien le fue dado perderse por amor a su semejante
A quien le fue dado perderse por amor a una pequeña casa
Por un jardín al frente, por una criatura de rojo
A quien le fue dado perderse por amor al derecho
De todos a tener una pequeña casa, un jardín al frente
Y una criatura de rojo; y perdiéndose
Sería dulce perderse
Por eso convénzanla a ella, explíquenle que es terrible
Pídanle de rodillas que no me olvide, que me ame
Que me espere, porque soy yo, apenas yo; pero que ahora
Es más fuerte que yo, no puedo ir
No es posible
Me es totalmente imposible
No puede ser no
Es imposible
No puedo.
Traducción: Rodolfo Alonso
Vive su imagen pertinente, y nada diré que pueda
Avergonzarla. Mi ausencia
Es también un sortilegio
De su amor por mí. Vivo por el deseo de volver a verla
En su mundo en paz. Mi pasión de hombre
Queda conmigo; mi soledad queda conmigo; mi
Locura queda conmigo. Tal vez yo deba
Morir sin verla más, sin sentir más
El gusto de sus lágrimas, verla correr
Libre y desnuda en las playas y en los cielos
Y en las calles de mi insomnio. Díganle que es ese
Mi martirio; que a veces
Pesa sobre mi cabeza la tapa de la eternidad y las poderosas
Fuerzas de la tragedia se abaten sobre mí, y me empujan hacia la sombra
Pero que debo resistir, que es necesario
Pero que la amo con toda la pureza de mi pasada adolescencia
Con toda la violencia de las antiguas horas de contemplación extática
En un amor lleno de renuncia. Oh, pídanle a ella
Que me perdone, a su triste e inconstante amigo
A quien le fue dado perderse por amor a su semejante
A quien le fue dado perderse por amor a una pequeña casa
Por un jardín al frente, por una criatura de rojo
A quien le fue dado perderse por amor al derecho
De todos a tener una pequeña casa, un jardín al frente
Y una criatura de rojo; y perdiéndose
Sería dulce perderse
Por eso convénzanla a ella, explíquenle que es terrible
Pídanle de rodillas que no me olvide, que me ame
Que me espere, porque soy yo, apenas yo; pero que ahora
Es más fuerte que yo, no puedo ir
No es posible
Me es totalmente imposible
No puede ser no
Es imposible
No puedo.
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