miércoles, 23 de junio de 2010

El discípulo


Un hombre decidió visitar a un maestro para pedirle que le aceptara como discípulo.
Cuando llegó a la casa, fue recibido por una persona que le interrogó sobre los motivos de su visita.

-Deseo que el maestro me acepte como discípulo -solicitó el recién llegado.

-Muy bien -contestó aquel hombre-, yo soy su asistente y le haré llegar esta demanda.
Transcurrido un tiempo, el hombre de la puerta regresó con un papel.

-El maestro me ha dicho que contestes a las preguntas que hay en esta lista de acuerdo a tus conocimientos.

Como el visitante era un hombre muy instruido, respondió a las preguntas con cierta facilidad sin que ninguna de ellas le resultara especialmente complicada. Terminado el examen, el asistente recogió las respuestas y retornó al interior de la casa para entregárselas al maestro.

Una hora después, regresó junto al ya impaciente visitante.

-El maestro me ha pedido que te comunique que en las contestaciones a las preguntas planteadas has demostrado una gran erudición, por este motivo te aceptará como discípulo dentro de un año.

Aquel hombre se sintió halagado a la par que un poco triste por el largo plazo marcado por el maestro. Antes de marcharse preguntó:

-Si he contestado acertadamente a las preguntas y he de regresar dentro de un año, ¿cuál sería el plazo señalado si no hubiese respondido correctamente al examen?

-Ah, en ese caso -contestó el asistente- el maestro te habría aceptado como discípulo hoy mismo. Tú, en cambio, necesitas todavía un año para liberarte de toda esa carga de conocimiento inútil que llevas encima.
fuente: Cuentos Zen Facebook

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