“No esperes a que alguien te lleve a casa. No esperes a que alguien te invite a salir.
Ve sola.
Conoce gente.
Mira esa película que te interesa.
Prueba ese restaurante.
Visita una ciudad que te intriga o redescubre la tuya caminando.
Fotografiala como si nunca la hubieras visto.
No esperes a que alguien llegue a salvarte. Porque puede que nadie venga.
Sabes.
Casi nunca pasa.
Tienes que salvarte.
Tienes que quererte.
Tienes que mirarte desde afuera y preguntarte: «¿qué haría yo por mí si fuera alguien que me ama?» y hacerlo...
Hacer oír tu voz.
Aprender a pedir ayuda.
Aprender a decir lo que está mal.
Enfadarte, también. Y sobre todo, aprender a ser tontamente feliz, sin razón.
¿Conoces esa felicidad idiota, inoxidable, esa especie de escudo brillante y estúpido en lo que todo rebota que nos sale cuando estamos enamorados?
Aquí tienes. No esperes a que alguien venga a dártelo.
No tiene que dártelo. Es tuyo, Tú lo creas. Aprende cómo. Y hazte esta magia cada vez que la necesites...”
Catherine Black
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