martes, 19 de marzo de 2024

A esta altura deberíamos 
haber aprendido 
ciertas cosas esenciales.

A saber.

Que la infancia no es una edad 
sino un juego para no pensar 
siempre en la muerte.

Que nunca sabremos cuál es la frase 
con la que se recordará nuestra vida.

Que mirar no es para juzgar 
sino para acariciar.

Que una palabra y otra palabra 
y otra palabra 
no componen la verdad 
sino una persistente duda.

Que la tierra gira, 
que el amor la detiene 
y la tristeza retrasa los días.

Que la presencia de una niña o de un niño 
abre el relato de una historia interminable.

Que el mundo no es de nadie 
y es de cualquiera.

Y que todo lo que arde, 
grita y sueña 
todavía está con vida
Carlos Skliar

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