La vida nos enseña que siempre hay que volar alto. Más alto que la envidia, más que el dolor, la maldad, más alto que las lágrimas, los juicios. Siempre hay que volar alto, donde algunas palabras no puedan ofendernos, donde algunos gestos no puedan herirnos, donde algunas personas nunca puedan llegar...
Alda merini
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