Un sitio con historia
Nacido a fines del siglo XIX, con la primera oleada inmigratoria de la Argentina, las primeras casas construidas en el pasaje La Piedad fueron, a tono con la época, para dar en alquiler. Dottori, cuya abuela vivió más de 65 años en el pasaje La Piedad, dice que el espacio supo pertenecer a algunos apellidos ilustres y que, incluso, "algún barón francés o un conde italiano vinieron a vivir a Buenos Aires y compraron el conjunto edilicio, enamorados del lugar".
Cuando la pintora Del Piero se mudó al pasaje La Piedad, hace 14 años, descubrió "el lugar donde quería vivir". Igual que a Monzón, que vive hace 25 años allí, la artista prefiere las casas amplias y los lugares con historia.
Cuentan los vecinos que, antiguamente, al pasaje se ingresaba con carruajes. Aún pueden verse sobre el borde de las veredas los pequeños palenques para atar los caballos. Muchas de las chicas casaderas del pasaje salieron de sus casas a pie para dar el sí en la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad, edificada justo donde comienza uno de los extremos de la herradura. Ambos ingresos al pasaje están hoy cerrados con puertas de hierro.
Sitio preferido por los artistas, pintores, escritores y músicos, allí vivió durante años el realizador de cine Enrique Carreras y su familia. En una de las casas del pasaje vivió por un breve tiempo el bailarín argentino, Jorge Donn, estrella del ballet del coreógrafo Maurice Béjart. Hoy, uno de sus vecinos es el músico Martín Pavlovsky, hijo del dramaturgo Tato.
Coproducciones fílmicas, spots publicitarios y tomas para televisión han tenido como escenario el pasaje La Piedad. Ni lerdos ni perezosos, los vecinos cobran derechos por autorizar a los realizadores el uso del espacio.
Ubicación: Bartolomé Mitre 1505-1595, Montevideo 119 y Paraná 122, Buenos Aires
Años: 1888-1900 (primera y segunda etapas)
Autor: Arq. Edwin Arthur Merry (proyecto)
El famoso y atípico conjunto urbano-arquitectónico fue encomendado por Arturo Gramajo –presidente de la comisión para la finalización de la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad e intendente entre 1914 y 1916– por deseo de su esposa, María Adela Atucha Saraza, en terrenos adquiridos por su padre, Jorge Atucha. Concebidos originalmente para carruajes, sus dos accesos perpendiculares a la calle se unen en el centro de la manzana mediante un tercer tramo vehicular, conformando un pasaje en herradura inédito en la ciudad. El proyecto fue construido por etapas, siendo terminadas en 1888 las viviendas posteriores, de líneas neorrenacentistas, provistas con antejardines, porches, arcos y columnas corintias; hacia 1900 se construyeron los bloques que ocupan todo el frente de manzana con locales comerciales, bajo una estética ecléctica que incorpora mansardas con buhardillas y típicos elementos decorativos de influencia francesa.
Alejandro Gregoric
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