El corazón no envejece …¿ o sí?
A veces me pregunto por que será que los seres humanos tenemos esa necesidad de sentirnos jóvenes. Me parece que son varias las razones que impulsan ese deseo sostenido en la gran mayoría de la gente.
No querer envejecer para sentirse mejor, lejos de los dolores que visitan al cuerpo mientras vamos librando la batalla contra el tiempo. Sentir que todavía podemos trabajar, jugar, bailar, viajar, amar, aprender y tantas cosas más, que nos permiten sentir placer, bienestar, alegría. Pienso que no está mal querer estar bien, verse bien, sin que esto llegue a ser una obsesión y nos encontremos un día adorando al cuerpo, rindiendo perpetuo homenaje al envase sin pensar en el contenido.
¿Nos preocupamos tanto porque el corazón no envejezca cómo lo hacemos con el físico? ¿Cuidamos los sentimientos tanto como la piel, el pelo y la silueta? ¿Nos sentimos tan mal cuando sumamos insensibilidad que cuándo sumamos kilos?.
Seguro es que la VIDA transcurre sin pausa. Seguro es que si es “bienvivida” es maravillosa. Seguro es que si al corazón le dedicamos tiempo de reflexión, de meditación, de paz interior y de alegría, permanecerá joven hasta el último día.
Para conseguirlo hay que caminar nuestro interior tanto o más que de lo que caminamos por el exterior para cuidar nuestra salud física. Es necesario recorrer nuestros rincones para quitar las penas viejas, los rencores y resentimientos, para llenar de luz cada espacio vacío.
Es necesario en todas las etapas, cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico y ocuparse del interior: mantenerlo limpio, activo y brillante.
El corazón no envejece…¡¡ pero requiere mantenimiento!!.
*TEJEDORAS DE VIDA*
*Ilustración; Amanda Cass
A veces me pregunto por que será que los seres humanos tenemos esa necesidad de sentirnos jóvenes. Me parece que son varias las razones que impulsan ese deseo sostenido en la gran mayoría de la gente.
No querer envejecer para sentirse mejor, lejos de los dolores que visitan al cuerpo mientras vamos librando la batalla contra el tiempo. Sentir que todavía podemos trabajar, jugar, bailar, viajar, amar, aprender y tantas cosas más, que nos permiten sentir placer, bienestar, alegría. Pienso que no está mal querer estar bien, verse bien, sin que esto llegue a ser una obsesión y nos encontremos un día adorando al cuerpo, rindiendo perpetuo homenaje al envase sin pensar en el contenido.
¿Nos preocupamos tanto porque el corazón no envejezca cómo lo hacemos con el físico? ¿Cuidamos los sentimientos tanto como la piel, el pelo y la silueta? ¿Nos sentimos tan mal cuando sumamos insensibilidad que cuándo sumamos kilos?.
Seguro es que la VIDA transcurre sin pausa. Seguro es que si es “bienvivida” es maravillosa. Seguro es que si al corazón le dedicamos tiempo de reflexión, de meditación, de paz interior y de alegría, permanecerá joven hasta el último día.
Para conseguirlo hay que caminar nuestro interior tanto o más que de lo que caminamos por el exterior para cuidar nuestra salud física. Es necesario recorrer nuestros rincones para quitar las penas viejas, los rencores y resentimientos, para llenar de luz cada espacio vacío.
Es necesario en todas las etapas, cuidar la alimentación, hacer ejercicio físico y ocuparse del interior: mantenerlo limpio, activo y brillante.
El corazón no envejece…¡¡ pero requiere mantenimiento!!.
*TEJEDORAS DE VIDA*
*Ilustración; Amanda Cass
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