A pesar de que su hermosas obras serán borradas por el mar, crear es lo más importante
Andrés usa una soga como guía para poder crear estos intrincados diseños.
“Creo arte con el objetivo de recordar al espectador lo hermoso que es el mundo en el que nos ha tocado vivir”.
Por la mañana, cuando la marea es baja, comienzan a aparecer escenarios mandálicos como producto del trance del sonido de las olas en la bahía de San Francisco, destinados a desaparecer con ellas cuando el sol baja y la marea sube cubriendo por completo la obra y dejando un escenario limpio de nuevo.
Desde su casa-estudio se inspira en los diseños previamente estudiados con el ritmo de las olas y la luz solar para dejar ver la belleza del momento, despojándose de su pieza tan pronto sube la marea.
Su trabajo no requiere de galerías; es un trabajo público inspirado en escenarios paradisiacos entre la arena y el mar.
Amador es un amante de lo natural donde entre olas hace entender los instantes del tiempo y lo efímero de toda creación que representa su obra.
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