miércoles, 26 de enero de 2011

Mesa de los pecados capitales - El Bosco




La Mesa de los pecados capitales, es una de las obras del pintor holandés Hieronymus Bosch, El Bosco. Es un óleo sobre tabla, pensado para usarse como encimera o tablero de mesa. Como todas las obras de El Bosco, al no estar fechado por su autor es datado en fechas diversas. Tradicionalmente se considera pintado el año 1485; otras fuentes lo sitúan entre 1475 y 1480. Mide 120 cm de alto y 150 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid.

Esta tabla fue adquirida por el monarca Felipe II de España, quien la guardó en el monasterio de El Escorial. Se llevó al Museo del Prado durante la guerra civil española.

Análisis de la obra

Los siete pecados capitales se representan con originalidad, con un realismo impecable.

En el centro del cuadro se ve una imagen tradicional de Cristo como varón de dolores, saliendo de su tumba. Se dice que representa el ojo de Dios, y la imagen de Cristo es su pupila. Bajo esta imagen hay una inscripción en latín: CAVE CAVE DEUS VIDET ("Cuidado, cuidado, el Señor lo ve"). Es una referencia clara a la idea de que Dios lo ve todo.


Alrededor, hay un círculo más grande dividido en siete partes, mostrando cada una de ellas uno de los siete pecados capitales, que pueden ser identificados por sus inscripciones en latín: Ira, Soberbia, Lujuria, Pereza, Gula, Avaricia y Envidia. Se colocan en forma circular, lo cual es bastante raro en la pintura medieval; ello se explica porque la obra no se pensó para colgarla en la pared sino como un tablero de mesa, por lo cual para ver sus representaciones hay que andar en torno a él. Solían pintarse escenas con una configuración similar en las obras de miniaturas o de orfebrería. El pintor ha representado los distintos pecados capitales en escenas de la vida cotidiana del Flandes de su época, tanto con paisajes de interior como de exterior, urbanos y rústicos, detallando paisajes, objetos, vestimentas, etc.



Lujuria
En el campo está plantada una tienda de color rojo intenso, en la que dos parejas de enamorados celebran una comida campestre. A un lado, dos juglares o bufones. En primer plano, instrumentos musicales.

Alegoría de la Lujuria


Gula
Es una escena de interior con cuatro personajes. A la mesa del banquete hay un hombre gordinflón comiendo. A la derecha, de pie, otro que bebe ansiosamente, directamente de la jarra, lo que provoca que el líquido se caiga de las comisuras de los labios. A la izquierda, una mujer presenta una nueva vianda en una bandeja. Aparece un niño obeso, simbolizando el mal ejemplo que se da a la infancia, que reclama la atención de su obeso padre. En primer plano, una salchicha se asa al fuego.




Avaricia
Se representa un juicio en el que el juez, lejos de impartir justicia, acepta un soborno de una de las partes o incluso de las dos partes en litigio.




Alegoría de la Avaricia

Pereza
O Acidia Un eclesiástico duerme ante la chimenea en un acogedor interior, mientras que una mujer (la Fe), elegantemente ataviada, trata de despertarlo para que cumpla con sus deberes de oración.
El BoscoMesa de los pecados capitales - La pereza


Ira
Se representa con dos campesinos borrachos riñendo a la puerta de una posada, con jarras de bebida y uno de ellos es detenido por una mujer, mientras el otro tiene un banco en la cabeza. El fondo es un paisaje típicamente campestre.
El BoscoMesa de los pecados capitales - La ira





Envidia
Aparecen una pareja de enamorados (un burgués intenta seducir a la mujer de otro), dos señores (un mercader que mira a un joven noble que lleva un halcón en el puño) y en la calle, dos perros con un hueso.

Alegoría de la Envidia



Soberbia
o Vanidad, es una mujer en un interior con pequeños objetos de uso cotidiano. Se mira en un espejo que hay en un armario, sostenido por un demonio; a un lado, se ve otra estancia con figuras.

Alegoría de la Soberbia




En cada una de sus esquinas, hay cuatro pequeños círculos que representan las postrimerías, esto es, "La muerte", "El juicio", "El infierno", y la "gloria". Estas postrimerías están representadas según la iconografía tradicional en la pintura medieval. De todas ellas, la más llamativa es la del infierno, en el ángulo inferior izquierdo: en tenebrosos tonos rojos vuelve al tema de los siete pecados capitales, representando siete diferentes formas en que los demonios torturan a los condenados por incurrir en cada uno de los pecados capitales. Aquí se ve un tono típicamente bosquiano, siendo una representación, en menor tamaño, de los otros infiernos que pueden verse, entre otros, en los postigos derechos del Juicio Final de Viena, el Carro del Heno y el Jardín de las Delicias.

La muerte viene representada a través de una imagen prototípica del Ars moriendi: por el lecho de un moribundo con la cabeza vendada, al que rodean un médico, tres religiosos, una monja, un ángel y la muerte; en otra estancia se ve a los familiares. 
El BoscoMesa de los pecados capitales - La muerte

El juicio se representa al modo de medieval, con Dios entre ángeles y los muertos saliendo de sus tumbas. La Gloria tiene forma de un palacio en el que está Dios con ángeles. Se representa también al arcángel san Miguel y a san Pedro.
El BoscoMesa de los pecados capitales - El juicio final


La fila de nudistas que vemos en esta tercera escena son las almas de los muertos que han conseguido entrar en el cielo. (En el arte, las almas se representan siempre como figurillas desnudas). Mientras San Pedro va dando la bienvenida a los recién llegados, el arcángel Miguel ataca con su cruz a un demonio que intenta llevarse a la rubia de pelo largo.
El BoscoMesa de los pecados capitales - El cielo


 Tal vez, la mejor de estas cuatro escenas es la del infierno. Para pintar personajes sagrados, los artistas tenían que ajustarse a unas normas bastante estrictas, pero no les imponían límites a la hora de pintar el infierno (cuanto más truculento, mejor funcionaba). Generalmente, son representaciones mucho más frescas y libres, en las que un artista como El Bosco podía dejar vía libre a su imaginación. En este caso, ha ideado una condena diferente para cada uno de los siete pecados capitales, a cada cual más macabra.

Estas torturas, combinadas con el ojo que todo lo ve, disuadían a cualquier creyente de salirse del camino marcado. El rey Felipe II, que era bastante meapilas, había comprado esta mesa para El Escorial y la tenía en sus aposentos, junto con un montón de crucifijos y cuadros devocionales, que le recordaban en todo momento que el Gran Hermano nunca dormía (y la Inquisición, tampoco). 

El BoscoMesa de los pecados capitales - El infierno



Arriba y abajo hay dos inscripciones en latín, que provienen del Deuteronomio, capítulo 32:

* "20 Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro, / para ver en qué terminan" (parte inferior)
* "28 Porque esa gente ha perdido el juicio / y carece de inteligencia. 29 Si fueran sensatos entenderían estas cosas, / comprenderían la suerte que les espera. " (parte superior)el bosco


Es una obra típicamente gótica, que se atribuyó a los inicios de la carrera de Hieronymus Bosch, aunque actualmente se señala como propia del periodo 1500-1525.

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