martes, 31 de marzo de 2015

Historia de los dos que soñaron - Jorge Luis Borges

El cuento que leerás pertenece a la Historia universal de la infamia y está recogido en el apartado denominado Etcétera, en el que Borges reescribe fragmentos de obras de la literatura universal. La Historia de los dos que soñaron es una reescritura de la noche 351 de Las mil y una noches.
Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto, que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: «Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla» A la madrugada siguiente se despertó y emprendió un largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.
Llegó el fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había junto a la mezquita una casa y, por el decreto de Dios Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo, y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El capitán lo mandó buscar y le dijo: «¿Quién eres y cuál es tu patria?» El otro declaró: «Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed el Magrebí» El capitán le preguntó: «¿Qué te trajo a Persia?». El otro optó por la verdad y le dijo: «Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque aquí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben de ser los azotes que tan generosamente me diste».
Ante semejantes palabras, el capitán se rio hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decirle: «Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de una mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete».
El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.

6 comentarios:

  1. mis felicitaciones por poner la información del cuento, hasta ahora es el primer lugar donde la encuentro <3

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  2. Me encantaba leerla cuando estaba en la escuela y por fin la encuentro.

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  3. Otros sitios dicen que es de Gustavo Weil, por Dios... ¡quiero aclarar la duda!

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  4. Gustav weil es el traductor de las mil y una noches al aleman. Borges pudo haber usado esa version para reescribir el cuento.

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  5. A que genero literario pertenece el cuento?

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