jueves, 25 de enero de 2024

🪆🪆LA BONITA HISTORIA DE LAS MUÑECAS QUITAPENAS🪆🪆

🇬🇹Guatemala es un país con tradiciones muy antiguas y diversas, donde convergen más de 20 etnias diferentes. Una de las más significativas es la cultura y el legado del pueblo maya, que vivieron en un vasto territorio que hoy se divide entre el sur de México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.

Entre muchas costumbres y tradiciones de los mayas, quizás la menos conocida fuera de centroamérica sea la leyenda de las muñecas quitapenas. 

¿Qué son las muñecas quitapenas?
También llamadas quitapesares o chamulas, son un amuleto con forma de muñequitas diminutas que pueden variar desde 1,5 a 10 centímetros de longitud, siempre confeccionadas a mano. Están vestidas con ropa de algodón, lana u otras piezas textiles muy coloridas, como la tela aguayo, muy típica en Guatemala.
Normalmente tienen una estructura interna de alambre o madera e hilos vegetales para darles un poco de estructura. Los detalles del rostro se hacen con hilos de coser. En algunas regiones las producen también con barro cocido. Si viajas por Guatemala o el sur de México, las puedes encontrar en ferias y mercados populares.

Cómo usar las muñequitas quitapesares
Con un nombre tan descriptivo, es fácil descubrir para qué sirven las muñecas quitapesares. De acuerdo con la creencia de los mayas, cuando uno no puede dormir, atormentado por las preocupaciones de la vida, o cuando se tiene pesadillas, la muñeca se encarga de aliviar el sueño de esta persona, permitiéndole descansar tranquilamente. Originalmente estas figuritas estaban destinadas a resolver las angustias nocturnas de los niños, pero hoy en día son también habituales en la vida de los adultos.

Para aprovechar su poder espiritual, se debe hablarle en privado antes de acostarse y contarle los problemas, penas o tristezas. Enseguida se le dice que se quiere ser feliz y se le da un beso, para finalmente colocarla debajo de nuestra almohada. Durante toda la noche la muñequita buscará una manera de resolver o aliviar nuestras penas.

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