El cementerio de la Recoleta, sito en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, es uno de los más bellos y arquitéctonicamente mejor logrados de la región. En él se encuentran los restos de prominentes personas de la historia y sociedad argentinas, y es admirado por la calidad de sus tumbas, panteones y criptas, muchas de ellas pertenecientes a familias de abolengo. Pero como todo cementerio, la Recoleta, ubicado en un sector pudiente de la ciudad de Buenos Aires, posee su nada despreciable cuota de leyendas y fantasmas.En este caso examinaremos la leyenda que rodea a la muerte de la joven Liliana Crocciati.La joven Liliana Crociati, hija de una acaudalada familia, murió de forma inesperada y trágica cuando una avalancha de nieve destruyó el hotel en el que se hospedaba junto a su esposo, con el que había contraído matrimonio hacía muy poco tiempo, en la localidad de Innsbruck, en Austria, donde la pareja pasaba su luna de miel. El hombre, de apellido Szaszak, también falleció, pero (aquí comienza la leyenda), su cadáver jamás fue encontrado. Liliana tenía 26 años.Su familia quedó devastada por la pérdida. En honor a su memoria, diseñaron una imponente tumba de estilo neogótico en la Recoleta, que sobresale claramente por sobre el resto. Una muy bella escultura de la joven en traje de novia se yergue en la entrada, acompañada por una réplica de su mascota, el perro Sabú. Las esculturas son obra del talentoso artista Wíeredovol Viladrich. En una placa colocada en la plataforma donde se sitúan las esculturas, su padre grabó un poema en italiano que escribió conmovido por la muerte de su hija:A mi Hija
Solo me pregunto por qué
Has partido y destruido has dejado a mi corazón
Que sólo a ti quería, ¿por qué?
¿Por qué? Sólo el destino sabe el porqué y yo me preguntó: ¿por qué?
Porque no se puede estar sin ti, ¿por qué?
Tan bella eras que la envidiosa naturaleza te destruyó, ¿por qué?
¡Por qué, sólo me pregunto, si Dios existe, se va con aquello que no es suyo,
Por qué nos destruye y nos deja en un infinito dolor!
¿Por qué? Creo en el destino y no en ti, ¿por qué?
Porque sólo yo sé que siempre sueño contigo, ¿por qué es así?
Por todo el amor que siente mi corazón por ti.
¿Por qué? ¿Por qué?
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