Cuando ya lo hayas intentado todo, cuando ya no des más, cuando tu cuerpo, tu mente y hasta lo más recóndito de tu ser se encuentre exhausto, abatido, no entienda nada y ya estés muy cansado; toma una decisión...
Permite que el Espíritu te encuentre y déjate llevar, sostener y guiar por su amorosa Gracia.
Descansa en tu corazón; ese es el asiento del Espíritu. Esta relación transformará tus agonías y abatidas fuerzas en una renovada y fructífera Presencia.
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