Cuando llegue la muerte
como el oso hambriento en otoño,
cuando llegue la muerte y se lleve
todas las monedas brillantes de mi cartera
para comprarme, y cierre la cartera
de un golpe,
cuando llegue la muerte
como la viruela,
cuando llegue la muerte
como un témpano entre los omóplatos,
quiero atravesar el umbral llena de
curiosidad, preguntándome:
¿Cómo será esa cabaña oscura?
Y, por tanto, lo miro todo
como a una hermandad de hombres y mujeres,
y veo al tiempo como apenas una idea y
considero a la eternidad como otra posibilidad.
Y pienso en cada vida como una flor
tan común como una margarita del campo,
y tan singular.
Y cada nombre como una música confortable
en la boca, que tiende,
como toda música, al silencio.
Y cada cuerpo un león de coraje,
y algo precioso para la tierra.
Cuando termine, quiero decir:
toda mi vida fui una novia casada con el asombro,
fui el novio, levantando el mundo en mis brazos.
Cuando termine, no quiero preguntarme
si hice de mi vida algo particular,
y real.
No quiero encontrarme suspirando y asustada,
y llena de argumentos.
No quiero terminar simplemente
habiendo visitado este mundo.
Mary Oliver
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