Desde 1985, cada 20 de Marzo se celebra en todo el mundo el Día Sin Carne. Una Jornada en la que las asociaciones de defensa animal nos invitan a reflexionar sobre nuestro desmedido carnivorismo (que acaba con la vida de 6 millones de animales cada... 33 minutos!!! ) y atrevernos a probar otras formas de consumo que no impliquen la muerte ni el sufrimiento de animales.
Pero además de este importante argumento, son muchas otras las ventajas medioambientales, económicas y para nuestra propia salud las que conlleva el comer menos proteínas animales, como nos recuerda ANIMANATURALIS en su completísima web http://www.diasincarne.com/.
Aquí tienes cuatro poderosas razones para plantearte el tema seriamente:
1) NO COMER CARNE POR LOS ANIMALES
Aunque intentemos ignorarlo, la ciencia ya no tiene ninguna duda de que todos los animales, incluyendo los humanos, somos seres "sintientes". Esto nos hace idénticos en nuestra forma de percibir el dolor y el placer. Cuando decidimos prescindir de la carne estamos promoviendo una vida menos violenta para todos los seres que habitan en el planeta.
Según la Asociación Internacional para la Agricultura y la Ganadería (FAO) cada 33 minutos, el tiempo que te puede llevar leer este artículo y poco más, mueren cerca de 6.000.000 de animales en los mataderos de todo el mundo. A menudo simplemente para convertirse en michelines indeseados en nuestros cuerpos o terminar en el cubo de la basura.
Si quieres conocer las condiciones en las que viven y mueren los animales destinados a nuestra alimentación en las granjas y mataderos no ecológicos españoles puedes visitar este enlace de Equanimal :http://www.granjasymataderos.org.
2) NO COMER CARNE POR TU SALUD
La carne producida en los países industrializados que practican la ganadería intensiva o convencional (es decir, no ecológica) está cargada de pesticidas y sustancias químicas nocivas, como el DDT, elarsénico (estimulante del crecimiento para el ganado), el sulfato de sodio (usado para darle a la carne ese ´´fresco`` color rojo) yDES, una hormona sintética que se ha demostrado cancerígena.
Pero incluso si te decantas por la carne ecológica, has de saber que los alimentos derivados de animales se relacionan siempre con colesterol alto, arteriosclerosis, enfermedades cardiovasculares,estreñimiento, trastornos digestivos, cáncer,diabetes, obesidad y otros trastornos que incluso pueden ser letales.
En Estados Unidos, la nación más consumidora de carne del mundo, se calcula que una de cada dos personas muere de enfermedades cardiovasculares. Ya en 1961 el Journal of the American Medical Association reconoció que "una dieta vegetariana puede prevenir entre el 90 y el 97% de las enfermedades cardíacas".
Hoy por hoy es ampliamente aceptado que las dietas ricas en los cuatro nuevos grupos de alimentos (cereales, vegetales, frutas y legumbres) establecidos en 1991 por el Comité de Médicos por una Medicina Responsable, reemplazando a los anteriores cuatro grupos de alimentos (carnes, lácteos, frutas y vegetales), son recomendables para prevenir el cáncer.
Numerosos estudios han demostrado que las personas que no consumen productos animales tienen un sistema inmunitario más fuerte que los omnívoros, porque ingieren un alto contenido de nutrientes antioxidantes y menos toxinas. Ciertas vitaminas y minerales se encuentran únicamente en los alimentos vegetales, especialmente crudos, como la vitamina A, C y E, que reducen las respuestas alérgicas e inflamatorias, refuerzan las defensas y previenen el envejecimiento celular.
Una dieta ausente de productos de origen animal ha demostrado ser un arma extraordinaria contra enfermedades como el cáncer, la diabetes, el alzheimer, la obesidad, los problemas cardíacos y una larga lista de dolencias.
3) NO COMER CARNE POR EL PLANETA
Como recuerdan los videos de la campaña 'Meat's not Green' (La carne no es ecológica) de la asociación animalista PETA, un reciente estudio de las Naciones Unidas ha revelado que la industria mundial de carne produce más emisiones de gases invernadero (responsables directos del Cambio Climático) que todos los coches, camiones, aviones y barcos del mundo juntos. En concreto, emite metano, un gas de efecto invernadero 23 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2).
Un informe conjunto de la FAO (United Nations Food and Agriculture Organization), la USAID (US Agency for International Development) y el Banco Mundial concluyó que las granjas industriales “actúan directamente sobre la tierra, el agua, el aire y la biodiversidad a través de la emisión de basura y contaminantes animales, el uso de combustibles fósiles y la sustitución de las fuentes genéticas animales. Además, esto afecta a la distribución global de la tierra, al repercutir sobre la tierra cultivable para satisfacer las necesidades de alimento concentrado para el ganado. Las emisiones de amoníaco de los almacenes de desechos de excretas localiza la acidificación de la tierra y la contaminación local de aguas y tierras.”
Siguiendo una dieta sin carne puedes, pues, poner tu grano de arena para frenar elcalentamiento global, la contaminación a muchos niveles y la destrucción de los bosques talados para pastos.
4) NO COMER CARNE POR SOLIDARIDAD
El cuarto argumento que plantea AnimaNaturalis es aún más contundente: La FAO estima que existen cerca de 840 millones de personas desnutridas. Esto es, el 14% de la población mundial. Cerca de 25.000 personas fallecen a diario por enfermedades asociadas al hambre. Cada año 6 millones de niños menores de 5 años mueren de hambre y malnutrición. Con una expectativa de 9.000 millones de personas para el año 2050, una de las cuestiones más urgentes que encaramos como especie es cómo nos alimentaremos. Según algunas fuentes, con el 15% de los cereales empleados en el engorde de ganado se podría paliar el hambre crónica del llamado Tercer Mundo.
La producción de carne y lácteos es notoriamente ineficiente, energéticamente hablando. Todos los animales usan la energía de la comida para moverse, mantener su temperatura y su funcionamiento fisiológico. Esto significa que sólo un pequeño porcentaje de la energía obtenida del pienso se convierte en carne o lácteos. La eficiencia también se puede medir en términos de la tierra que se requiere para producir el alimento. Una persona con una dieta vegetal variada, con verduras, frutas, cereales y legumbres, puede requerir unos 700 metros cuadrados de tierra para producir todo su alimento. Reemplazando un tercio de estas calorías por las obtenidas de leche y huevos, se duplica la cantidad requerida (1.400 metros cuadrados). Una típica dieta europea omnívora requiere cinco veces más superficie.
Así, millones de personas del Tercer Mundo mueren a causa de enfermedades asociadas con la pobreza mientras las tierras donde podrían cultivar cereales, legumbres, frutas y verduras para alimentar a sus familias se destinan a alimentar al ganado para abastecer de carne barata a los consumidores de los países ricos. Y millones de estos últimos mueren de enfermedades favorecidas por el consumo de carne (ataques cardíacos, apoplejías, diabetes, cáncer...).
Con cientos de millones de personas que no obtienen el alimento necesario para satisfacer sus necesidades básicas, y miles de millones que no tienen acceso a agua limpia y segura, hay que encontrar métodos sostenibles para producir alimentos sin degradar la salud del planeta. A medida que avanzan las ciencias ambientales, es cada vez más evidente que el hábito de comer carne agrava problemas como la deforestación, la erosión, la escasez de agua potable, la contaminación atmosférica y del agua, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la injusticia social, la desestabilización de las comunidades y la extensión de las enfermedades.
La producción de carne y lácteos es notoriamente ineficiente, energéticamente hablando. Todos los animales usan la energía de la comida para moverse, mantener su temperatura y su funcionamiento fisiológico. Esto significa que sólo un pequeño porcentaje de la energía obtenida del pienso se convierte en carne o lácteos. La eficiencia también se puede medir en términos de la tierra que se requiere para producir el alimento. Una persona con una dieta vegetal variada, con verduras, frutas, cereales y legumbres, puede requerir unos 700 metros cuadrados de tierra para producir todo su alimento. Reemplazando un tercio de estas calorías por las obtenidas de leche y huevos, se duplica la cantidad requerida (1.400 metros cuadrados). Una típica dieta europea omnívora requiere cinco veces más superficie.
Así, millones de personas del Tercer Mundo mueren a causa de enfermedades asociadas con la pobreza mientras las tierras donde podrían cultivar cereales, legumbres, frutas y verduras para alimentar a sus familias se destinan a alimentar al ganado para abastecer de carne barata a los consumidores de los países ricos. Y millones de estos últimos mueren de enfermedades favorecidas por el consumo de carne (ataques cardíacos, apoplejías, diabetes, cáncer...).
Con cientos de millones de personas que no obtienen el alimento necesario para satisfacer sus necesidades básicas, y miles de millones que no tienen acceso a agua limpia y segura, hay que encontrar métodos sostenibles para producir alimentos sin degradar la salud del planeta. A medida que avanzan las ciencias ambientales, es cada vez más evidente que el hábito de comer carne agrava problemas como la deforestación, la erosión, la escasez de agua potable, la contaminación atmosférica y del agua, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la injusticia social, la desestabilización de las comunidades y la extensión de las enfermedades.
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