lunes, 20 de octubre de 2025

«Qué belleza guardan aquellos que no encuentran su lugar entre tanta gente; no es soledad, es un privilegio no encajar.»

– Alejandra Pizarnik

📸: Por Mac Baconai
DEDICATORIA 

Todo, todo lo que yo poseía
era más tuyo que mío.
Todo lo más hermoso que yo quería
era tuyo, tuyo, tuyo.
Hablé contigo en voz alta
de lo que nadie en el mundo sabe.
En infinitos caminos
fuiste mi soledad.
Cada vez que yacía yo despierta en la noche
y no pensaba en nada,
te respiraba, te sentía a ti, a ti.
Estabas alrededor.
La vida es algo sin vida
si tú no estás allí.
El mundo es una inmensa cáscara
sin ninguna semilla dentro.

— Karin Boye
Dicen que no hablan las plantas, 
ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, 
ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
-Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera 
de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

-Hay canas en mi cabeza, 
hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera 
de la vida que se apaga
Y la perenne frescura 
de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan 
y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, 
no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?.

Rosalía de Castro, poeta y novelista española.
Ilustración Martina Heiduczek
"Iré a la deriva, me sentaré en la acera a tomar café, soñaré; sacaré mi mente de su jaula de hierro y la dejaré flotar en este hermoso octubre".

                                          Virginia Woolf

Galenus
Cuando dos personas generosas se hacen amigas, ocurre algo parecido a la magia. Es alquimia: yo te riego a ti, tú me riegas a mí. Nunca nos agotamos; solo crecemos juntas.
"Dado que el mundo está tan lleno de muerte y horror, intento una y otra vez consolar mi corazón y recoger las flores que crecen en medio del infierno".  

Narciso y Goldomundo
Herman Hesse
"Los árboles son poemas que la tierra escribe en el cielo".

Kahlil Gibran
Mi abuela una vez me dio este consejo:
Cuando los tiempos sean difíciles,
avanza en pequeños pasos.
Haz lo que tengas que hacer, 
pero hazlo lentamente.
No pienses en el futuro 
ni en lo que pueda pasar mañana.
Limpia los platos.
Limpia el polvo.
Escribe una carta.
Cocina sopa.
¿Ves eso?
Sigue adelante, 
paso a paso.
Da un paso y 
luego haz una pausa.
Toma un descanso.
Valórate a ti misma.
Da el siguiente paso.
Luego otro.
Apenas lo notarás, 
pero tus pasos 
se harán más largos.
Hasta que llegue el momento 
en que puedas volver a pensar 
en el futuro sin llorar...

Elena Mikhalkova
Ilustración Rachel Dean
"El amor lo pide todo, pero tenemos que aprender a vivir en un mundo hecho de fragmentos".

Gustavo Martín Garzo
"Echar de menos es un poco como el hambre. Sólo se pasa cuando se come la presencia. Pero, a veces, el echar de menos es tan profundo que la presencia es poco: se quiere absorber a la otra persona entera. Esa gana de ser el otro para una unificación entera es uno de los sentimientos más urgentes que se tiene en vida."

Clarice Lispector
"A nadie le incumbe 
lo que somos y lo que parecemos. 
Nadie se escandaliza 
de lo que hacemos y opinamos. 
El cielo está en llamas, 
clarea el firmamento 
por encima de un estar juntos 
desconociendo el camino".

 Hannah Arendt

sábado, 18 de octubre de 2025

Conozco a varias escritoras que tienen grabada esta leyenda sobre su escritorio. Una de ellas la lleva doblada dentro del zapato. Pertenece a un poema de Charles Simic y es la información más útil que se nos puede dar a todas: «El que no sabe aullar no encontrará su manada.»
Si deseas recuperar a la Mujer Salvaje, no permitas que te capturen. Con los instintos bien aguzados para no perder el equilibrio, salta donde quieras, aúlla a tu gusto, toma lo que haya, averigua todo lo que puedas, examínalo todo, contempla lo que puedas ver. Baila con zapatillas rojas pero cerciórate de que son las que tú has hecho a mano. Te aseguro que te convertirás en una mujer rebosante de vitalidad.

Clarissa Pinkola Estés,
Mujeres que corren con los lobos,
Capítulo 8
Arte: Tarn Ellis

Cerro Tronador, Río Negro

Cerro Tronador, Río Negro 
Uno llegar e incorporarse al día
Dos respirar para subir la cuesta
Tres no jugarse en una sola apuesta
Cuatro escapar de la melancolía
 
Cinco aprender la nueva geografía
Seis no quedarse nunca sin la siesta
Siete el futuro no será una fiesta
Y ocho no amilanarse todavía
 
Nueve vaya a saber quién es el fuerte
Diez no dejar que la paciencia ceda
Once cuidarse de la buena suerte
 
Doce guardar la última moneda
Trece no tutearse con la muerte
Catorce disfrutar mientras se pueda

Memorándum,
Mario Benedetti
Ilustración Shane Crampton

Pasa el lunes...

Pasa el lunes y pasa el martes
y pasa el miércoles y el jueves y el viernes
y el sábado y el domingo,
y otra vez el lunes y el martes
y la gotera de los días sobre la cama donde se quiere dormir,
la estúpida gota del tiempo cayendo sobre el corazón aturdido,
la vida pasando como estas palabras:
lunes, martes, miércoles,
enero, febrero, diciembre, otro año, otra vida.
La vida yéndose sin sentido, entre la borrachera y la conciencia,
entre la lujuria y el remordimiento y el cansancio.

Encontrarse, de pronto, con las manos vacías,
con el corazón vacío,
con la memoria como una ventana hacia la obscuridad,
y preguntarse: ¿qué hice?, ¿qué fui?, ¿en dónde estuve?
Sombra perdida entre las sombras,
¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?

Nadie puede vivir de cara a la verdad
sin caer enfermo o dolerse hasta los huesos.
Porque la verdad es que somos débiles y miserables
y necesitamos amar, ampararnos, esperar, creer y afirmar.
No podemos vivir a la intemperie
en el solo minuto que nos es dado.

¡Qué hermosa palabra "Dios", larga
y útil al miedo, salvadora!
Aprendamos a cerrar los labios del corazón
cuando quiera decirla,
y enseñémosle a vivir en su sangre,
a revolcarse en su sangre limitada.

No hay más que esta ternura que siento hacia ti, engañado,
porque algún día vas a abrir los ojos
y mirarás tus ojos cerrados para siempre.
No hay más que esta ternura de mí mismo
que estoy abierto como un árbol, recorriéndolo todo.

He aquí la verdad: hacer las máscaras,
recitar las voces, elaborar los sueños.
Ponerse el rostro del enamorado,
la cara del que sufre,
la faz del que sonríe,
el lunes, y el martes, y el mes de marzo
y el año de la solidaridad humana,
y comer a las horas lo mejor que se pueda,
y dormir y ayuntar,
y seguirse entrenando ocultamente para el evento final
del que no habrá testigos.


Jaime Sabines,
Poemas sueltos