Tengo el peor de todos los cansancios:
¡el terrible cansancio de mí mismo!
¿Dónde ir que a mí propio no me lleve,
con el necio gritar de mis sentidos
y el vano abejar de mis deseos
y el tedio insoportable de lo visto
y el gran desabrimiento de los labios
después del amargor de lo bebido?
¡Oh! Qué hambre de paz y de penumbra
y de quietud y de silencio altivo
y de serenidad... ¡Dormir, dormir!
¡Toda una eternidad estar dormido!
Amado Nervo
Tedio
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