En alguna parte un pájaro escrito hace explosión
pues sus plumas estaban ordenadas
como las últimas páginas de un libro
Hay un imperceptible equilibrio de instantes
Si se moviese algo
el vacío se vertería en el vacío
De una habitación a otra
la luz puede seguirme voy andando despacio
Ante cada puerta
escucho largo rato sin atreverme a abrir:
un pianista manco impone silencio
en el sueño de un niño / sus manos en la tapa
ardiendo con la llama cortante del otoño
un ramo azul de rosas de jardines polares
una carta cerrada que contiene
el momento en que se abrirá
una ausencia disfrazada de ausencia / un frío tenue
un apenas error / una secreta sorpresa
que no alcanzo a distinguir
Dentro del azucarero he encontrado
en un charco áspero de lágrimas a
quien vive aquí.
Morada,
Jorge Riechmann
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