domingo, 1 de diciembre de 2024

El último poema de Alfonsina Storni, su despedida; VOY A DORMIR.

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... 

Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.

~El original de este poema fue enviado por Alfonsina Storni a La Nación, desde Mar del Plata, el sábado 22 de octubre de 1938. Llegó a la Redacción el domingo en la noche y fue publicado al día siguiente de su muerte.
ALFONSINA STORNI, vivió una vida plena ligada a la escritura. Y así fue hasta el mismísimo límite. La noche del 18 de octubre de 1928 entró a la estación Constitución acompañada por su único hijo, Alejandro. Al pie del tren se despedirían. Ese sería su último viaje. En Mar del Plata, se alojaría en una pensión de la zona de La Perla. La misma zona en la que hoy se levanta un monumento que la recuerda.

Alejandro Storni tenía 27 años cuando se despidió de su madre en aquella estación, Posteriormente manifestaría...

“Lloré toda la noche. Había que ser muy torpe para no darse cuenta de que no volvería”.

•Cartas dejadas por Alfonsina a su hijo, antes de su muerte.


Sueñito mío, corazón mío, sombra de mi alma, he recuperado el sueño, ya es algo. Dormí en el tren toda la noche. Te escribo ésta recostada en mi sillón, la mano sin apoyo. El apetito mejor, pero sigo con una gran debilidad. Lo mental es lo que está todavía debilísimo. ¡Ay mis depresiones! Y qué temor me dan. Pero hay que confiar, si el cuerpo se levanta puede que lo demás también. Te abraza largo y apretado, Alfonsina.


Querido Alejandro: Te hago escribir con mi mucama; pues anoche he tenido una pequeña crisis y estoy un poco fatigada, solamente para decirte que te adoro, que a cada momento pienso en ti, nada más por ahora para no cansarme e insisto en decirte que te adoro, sueña conmigo, lo necesito. Besitos largos, Alfonsina.


Y una tercera a su amigo también escritor Manuel Gálvez.
Querido Gálvez: Estoy muy mal. Por favor, mi hijo tiene un puesto municipal, yo otro. Ruéguele al intendente en mi nombre que lo ascienda acumulándole mi sueldo. Gracias. Adiós. No me olviden. No puedo escribir más. Alfonsina.

Luego Alfonsina escribiría unas notas que dejaría sobre la mesa de la habitación: una dirigida al juez y la otra, como el náufrago en una botella, al que la leyese: “Me arrojo al mar”.

Es maravilloso leer las cartas que escribe un escritor, pues siempre escriben desde la magia propia de su Arte. Siempre al leerlas encuentra uno la misma esencia que tenían al escribir sus obras.