"Porque he sido mirada,
porque fui tomada, poseída
cesé de vivir.
Hechizada, sólo soy un soporte,
más nada me sostiene.
Aquí, siempre
súbdita del espacio.
¿Adónde estás, ¡ah!,
mirada que me fascinaste?
¿Me necesitabas para ser tu sombra?
Poseedora, tan frágil
que necesitas hechizar
para erigirte.
Tú, la que naciste asustada,
la inválida,
me amaste para caerte en mí.
El amor que nombras,
dime, ¿es eso?
Era yo luz, reflejo,
¿y tú? Di,
¿no podías
revelarme tu ser?".
Pero no; yo soy tu ser,
Yo, tu soporte.
Yo, sepultura de mi aliento
y prueba de tu no-ser.
Estás ahora lejos.
Andas, pordiosera, en busca de alimentos.
Hechizas almas, gestos del Señor.
Nuevos compañeros, ya invisibles,
vendrán a buscarme.
No, caerán, solamente esos
caerán para que tú erijas,
te levantes.
Tú vendrás a buscarme,
tú, ya sin conocerme, sin saber.
Pero yo sé. Yo sé nada.
Yo soy memoria
acusadora, delatora nada,
resistente memoria,
adversaria.
Yo, peso de tu historia.
Yo, también tu calma.
Yo, el lugar manejable
y el hostil no que se te opone.
¿Podrás?
Soy también, tu calumnia,
tu mentira ya arrojada,
y no me temas.
Me nombras: materia.
Nada más.
Pero vuelves enajenada,
cómplice, vencida.
Ignorante tú, la sabia.
María Zambrano / Habla una piedra
No hay comentarios:
Publicar un comentario