Eres, en esencia, las pequeñas acciones que construyen tu humanidad.
Eres el gesto desinteresado de acariciar a un perro callejero, la botella de agua extra que llevas por si alguien la necesita, el "buenos días" que ilumina una mañana ajena.
No eres las máscaras que llevas ni las opiniones que otros proyectan sobre ti.
Eres la coherencia entre lo que dices y haces, las promesas cumplidas y las manos extendidas cuando nadie más queda.
Porque al final, no somos lo que mostramos, sino lo que dejamos tras nosotros, en esas acciones que hablan más fuerte que cualquier palabra.
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