Me preguntaban cómo era el mar.
Yo les contaba que en boca de los pescadores, el mar es siempre mujer y se llama la mar.
Que es salada y que cambia de color.
Les contaba cómo las grandes olas vienen rodando con sus crestas blancas y se levantan y se estrellan contra las rocas y caen revolcándose en la arena.
Les contaba de la bravura del mar, que no obedece a nadie más que a la luna, y les contaba que en el fondo guarda buques muertos y tesoros de piratas.
Eduardo Galeano
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