REMEDIOS DE ESCALADA ESPOSA Y AMIGA
La "esposa y amiga" del general San Martín (tal como hizo inscribir el general en su lápida) pasó a la historia de los argentinos como figura fundacional, y su matrimonio trató de ser elevado a un caso ejemplar, aunque, como en toda pareja (y más en esta) surgieron desavenencias conyugales.
Remedios de Escalada nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1797. Fueron sus padres don Antonio José de Escalada y doña Tomasa de la Quintana y Aoiz.
Se la bautizó en la Iglesia de La Merced como Remedios Carmen Rafaela Feliciana (tal su nombre completo), por el R. P. doctor Bernardo de la Colina, siendo sus padrinos doña María del Carmen Sobremonte y don Francisco Antonio de Escalada.
En el hogar paterno recibió los rudimentos de la enseñanza, tal como se acostumbraba entonces. Criada en un ambiente de boato y distinción (los Escalada eran una rica familia porteña), apenas tenía cumplidos catorce años, cuando el 19 de septiembre de 1812, contrajo matrimonio con el entonces teniente coronel don José de San Martín. Antes había sido pretendida por el comandante Dorma, que fue rechazado por la jovencita. Fueron testigos del acto el sargento mayor de Granaderos a Caballo, don Carlos María de Alvear y su esposa doña Carmen Quintanilla.
Remedios y sus hermanos pertenecieron a la Sociedad Patriótica de 1812, y posteriormente ella acompañó al general San Martín en 1815, al trasladarse a Mendoza, donde nació su única hija, Mercedes. Allí se granjeó la simpatía de la sociedad mendocina.
.
Cuando el Ejército de los Andes marchó a Chile en enero de 1817, Remedios regresó a Buenos Aires con su sobrina Encarnación Demaría y su hermano el teniente coronel Mariano de Escalada, que la acompañaron hasta el hogar de sus padres. Como la tisis carcomía sus pulmones, viajó con su féretro para ser enterrada donde fuera, si moría en le trayecto.
Atrás quedaba la mulata Jesusa (esclava de los Escalada), con la que se comentaba que el general mantenía una relación. Algunas versiones malintencionadas, decían que Remedios tuvo romances con otros oficiales del ejército, y hasta con Bernardo Monteagudo, el secretario de su marido, aunque no existen ninguna prueba para respaldar tal afirmación. Son solo habladurías que pretendían menoscabar al general.
Remedios vivió en Buenos Ares esperando el regreso de su marido que, en tanto, llevaba las banderas de la revolución hasta Lima.
Enferma de tuberculosis, se retiró por prescripción médica a la quinta que su hermano Manuel tenía en las inmediaciones de la ciudad, en San José de Flores.
La muerte de su padre agravó su malestar, justamente en los momentos que su marido renunciaba a las mieles de la victoria, después de la célebre entrevista de Guayaquil.
Falleció Remedios en la quinta de la familia[1], el 3 de agosto de 1823, en brazos de su sobrina Trinidad Demaría. En breve nota biográfica, el historiador Adolfo P. Carranza anotó: “Nos decía una de las sobrinas que rodeó su lecho en los últimos instantes: Murió pensando en San Martín”. Este esperaba en Mendoza el momento oportuno para volver a Buenos Aires, donde sus enemigos pretendían apresarlo por haberse negado a traer al país el Ejército de los Andes y enfrascarlo en las guerras civiles que azotaban a la patria.
La correspondencia con su marido está extraviada. Sabemos que mantuvo contacto epistolar con su esposo durante las largas ausencias a que se vio obligada por los desplazamientos del gran guerrero. Su pluma firmó más de una misiva dirigida ya de Tucumán, Mendoza, Santiago de Chile o Lima, pero nada aparece en el archivo San Martín. Más que una carta dirigida a Bernardo O’Higgins, original existente en el archivo de Benjamín Vicuña Mackenna en la Biblioteca Nacional de Chile.
En el Cementerio de La Recoleta existe un pequeño monumento de mármol, que hizo levantar el Libertador, con esta leyenda: “Aquí descansa D. Remedios de Escalada. Esposa y amiga del general San Martín, 1823”. Cuando se renovó el monumento en 1928, se levantó allí una columna con cubos de mármol, y la misma leyenda.
POR OMAR LÓPEZ MATO
No hay comentarios:
Publicar un comentario