«Me di cuenta de que estaba hecha al contrario cuando encontré las mejores respuestas en el silencio.
Todas esas frases disparadas al azar me molestan, ya ni las leo ni las escucho.
Me gustan los gestos, las sonrisas, los pensamientos que no encuentran palabras adecuadas para ser expresados, porque ciertas cosas hay que entenderlas y no explicarlas.
Yo, entonces, ya no tengo la necesidad de hacerme entender. He consumido el aliento y las cuerdas vocales y ahora necesito muy poco pero de valor.
Estoy hecha al revés porque veo el mundo demasiado pequeño, habitado por personas con un ego demasiado grande, mientras me siento como esa abejita furiosa que no conoce la lógica ni la razón y vive por instintos impredecibles que cambiaría todos los días pero al final, nunca quiere cambiar, porque la vida es una y sólo una, así como la dignidad y el respeto por uno mismo. Y para mí, que estoy hecha cabeza abajo, todo cae hacia abismos más que victorias fáciles, porque sólo subiendo la cuesta descubro verdaderos valores, verdaderos amigos y victorias por las que vale la pena luchar.»♡
“Las verdades perdidas”
Paola H.
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