viernes, 7 de marzo de 2025

Siempre llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que  cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida  (...) Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando  estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos  controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?  Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está  entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e  implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido en esa  última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y la más  esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa. 

Ernesto Sabato,
Sobre héroes y tumbas

No hay comentarios:

Publicar un comentario