El miedo, ese fantasma que nos acecha,
un compañero indeseado, siempre presente.
Nos susurra al oído, nos paraliza,
y nos aleja de nuestros sueños más valientes.
Es como una sombra alargada,
que nos acompaña en cada paso que damos.
Nos hace dudar, nos llena de preguntas,
y nos impide ver la luz al final del camino.
Pero ¿y si el miedo no fuera nuestro enemigo?
¿Y si fuera un guía, un maestro que nos enseña?
A reconocer nuestras fortalezas,
a superar nuestros límites,
a crecer y evolucionar.
Cada vez que enfrentamos nuestros miedos,
estamos construyendo un puente hacia nosotros mismos.
Estamos aprendiendo a confiar en nuestra intuición,
a valorar cada experiencia,
y a encontrar la paz interior que tanto anhelamos.
Así que la próxima vez que sientas miedo,
no te rindas. Respira profundo y recuerda:
Tú eres más fuerte de lo que crees.
Y el miedo, aunque parezca invencible,
es solo una emoción pasajera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario